domingo, 12 de julio de 2009

leyenda de la tirana

corrían los años de 1540 a 1550 cuando Fray Antonio Rondón, de la real orden Mercedaria, evangelizador de Tarapacá y Pica, llegó al Tamarugal para Levantar en todas partes el estandarte de Cristo.

un día vio un arco iris y siguió su comienzo hasta un bosque de Tamarugos. Ahí con infinita sorpresa, encontró una cruz cristiana en uno de los claros de este bosque.

el santo varón vio en ellos una especie de indicio del cielo, una llamada de recuero a la princesa Tirana del Tamarugal. por eso edifico una iglesia, la primera que a conservado hasta nuestros días su nombre primitivo de "Nuestra señora del Carmen de la Tirana"

dicha iglesia se convirtió desde los primeros años de su consagración en asidua romería de los naturales de los pueblos y sierras, inmediatas, en cuya venas corre sangre coya.

sensible y desdichada "Ñusta Huillac"; que le legó su nombre que con su historia de fe y amor impulso el culto a La Tirana.

La historia de La Tirana, de su amor y de su conversión, recorrió todo el norte; traspaso la frontera y se convirtió en una leyenda.

La leyenda de la Tirana y de su milagrosa virgen comenzó a gestarse a mediados de 1535 cuando Diego de Almagro, salió del CuZco a la conquista de Chile. Lo acompañaban quinientos cincuenta españoles y alrededor de diez mil indios peruanos. iban tambien dos hombres importantes: Paullo Tupac, principe de linaje de los incas y Huillac Huma, último sumo sacerdote del extinguido culto del sol.

Ambos eran tratados en forma diferente por los españoles que los consideraban por su elevada jerarquía. No tenian la calidad de prisioneros de estado; erán mas bien mantenidos como rehenes por lo españoles y estaban destinados a pagar con su vida su se producia conato de rebelion entre los indios que fromaban de la expedicion.

vinieron tambien muy camuflados en las filas un cierto numero de "Wilkas" o capitanes experimentados de los antiguos ejercitos imperiales incas y un grupo de sacerdotes solo el momento oportuno para vengarse, acompañaba en la expedicion a Huillac Huma su hija, la "Ñusta" que nacida años antes, tenia en sus venas sangre de los incas soberanos de Tahuantisuyu, que aún sufrian el vejamen que les impuso el debil y confiado Atahualpa, al rendirs, Paullo Tupac, nunca pensó acompañar hasta el fin la expedicion; es así como Huillac Huma, desprendiendose sigilosamente del ejercito español, encontró la ocasion que tanto esperaba. A la altura de lo que era Atacama La Grande, mas tarde Calama, huyó a la provincia de Carcas. Sus planes eran formentar la rebelion en el Cuzco el inca Manco.

El grupo de incas se quedói con la Ñusta tambien pensaban en huir con su princesa, al alcanzar la hueste desertora la cálida region de pica, huyó esta vez la Ñusta, seguida de un centenar de Wilkas y adictos servidores, se refugiaron en un bosque de Tamarugos y acacias silvetres, que por entonces cubrian silvestres, que po entonces cubrian es su mayor extension lo que ahora llamamos Pampa del Tamarugal.

Así fue como durante cuatro años La Ñusta, rodeada de sus fieles y valientes Wilkas fue la reina y señora de esos lugares, con inteligencia organizó sus hustes, las distribuyó y convirtió esos bosques de tamarugos en baluarte inexpulgnable, regido por la férrea mano de l abella princesa incaica, que paso a llamarse "La Tirana del Tamarugal".

La Tirana regía su territorio con puño de hierro, las hazañas de su nación, trasapasó muy pronto los límites de su comarca y su fama comenzó a extenderse por todo el norte.

Las tribus vecinas y las muy remotas vieron en la bella princesa la líder viviente y gallarda de sus ideales y la apoyaron en su airadas protesta contra la dominacion extranjera, de todos los rincones del territorio de Tahuantisuyu acudieron a rendirle pleitesía y a jurar lealtad, nutridas huestes de hombres de corazon bien puesto y dispuestos a luchar y sucumbir al lado de la animosa Ñusta por el suelo y su fé, la selva primitiva y bravía del tamarugal fue durante cuatro años el extremo reductor de una raza y de un culto que estaba proscrito y, sin embargo, cada día ganaba más fieles.

Rodeado de peligros y asechanzas ese puñado de indios peruanos valerosos e indómitos que dirigia la Tirana se vio obligado por el rigor de las circunstancias a hacer frente a sus enemigos y a vivir una guerra sin cuartel que tenia una regla invariable: dar muerte a todo español o indio bautizado que cayese en su poder, y así era la costumbre hasta que la Tirana sucumbió ante el amor.

La temida Tirana y conocida a treinta leguas a la redonda, no pudo cumplir lo que habia predicado: un día sus huestes atacaron en la inmediaciones de las selvas a un grupo enemigo y capturaron algunos prisioneros, llevaron ante ella a un apuesto extranjero llamado, don Vasco de Almeyda, le basto con solo mirarlo y enamorarse fue una sola cosa, el corazón de la Ñusta tan implacable comenzó a latir más a prisa, el amor llego a la Tirana no pudo contenerse, pero lamentablemenrte, reunidos los wilkas y los ancianos de la tribu, acordaron que se aplicase la pena de muerte al prisionero, su corazón, que no había conocido vacilacion y que hasta ese instante estaba embargado de odio y de venganza, se estremeció de pena al escuchar la cruel sentencia, un sentimiento de amor y compasión brotó en ella y comenzó a penzar cómo romper la tradición de odio.

despues de pensar la noche entera, la Ñusta encontró una fórmula para salvar a su cariño, un ardid para prolongar la vida del hombre amado en su carácter de sacerdotisa fingió consultar a los astros del cielo e interrogar a los idolos tutelares de la tribu, despues de meditar, reunió a su tribu y dijo que la ejecucion del prisionero debia retardarsehasta el termino del cuarto plenilunio, que asi habia indicado.

los cuatros meses siguientes fueron de descanso para los guerreros del Tamarugal, la Tirana no repitió durante ese período las correrías asoladoras qu e eran el espanto de los colonos de Pica y Huantajaya, ella tenia otro objetivo: queria vivir su pasion y eso le dio al prisionero dos lunas mas de vida, las miradas de la Ñusta y de Diego de Almeyda fuerob cuajando en un amor y una pasion incontenible, nada podia detenerla pasion de la sacerdotisa incaica, que empezó a mirar la vida con los ojos del portugués, los dialogos bajo los tamarugos se prolongaron de sol a sol, mirando a los ojos del portugues, la Tirana preguntó:

- y de ser cristiana y morir como tal ¿renaceré en la vida del más allá y mi alma vivirá unida a la tuya por siemore jamas?

-asi es amada mía-

- estas seguro de ello ¿verdaderamente seguro?-
- me manda creerlo mi religión y mi Dios, que es la fuente de toda vida-

En un rapto impetuoso la Ñusta pronunció las palabras que serías su perdicion

- entonces baurizame, catellano. quiero ser cristiana, quiero ser tuya en esta y en la otra vida-

la Tirana comenzó a vivir solo para su pasion, entregada al deleite del amor, la sacerdotisa descuidó las prácticas del rito incaico, su embeleso de mujer amada no le permitía ver el ceño adusto de sus wilkas, no el hosco ademan de los sacerdotes, ni la reserva glacial de sus subditos cuando la veian en sus devaneos amorosos, altiva y serena, actuando, bajo los impulso de una firme resolucion, se dirigio un día a la fuente que había en unos de los claros del bosque, vinieron los besos, los juramentos y el nunca nos separe, en el paroxismo de su pasion, la Ñusta le dijo:

- llevame con tu dios que nos permita estar eternamente unidos-
- debes bautizarte, mi amada-

la Tirana hincó las rodillas en la tierra cruzó sus brazos sobre su pecho en actitud de humilde e inafable espera y pisio ser bautizada, Almeyda cogió agua y vertiendola sobre la cabeza de la amada neofita pronunció las palabras sacramentales:

-yo te bautizo en el nombre del padre, del hijo y del espi...

no pudo terminar la frase, porque los wilkas que los vigilaban y que no aceptaban esa pasion, no pudieron resistir esa traicion de sus principios y en airada reaccion dispararon una lluvia de flechas sobre ellos, ambos calleron abatidos como tronchados por el huracan, Ñusta Huillac, herida de muerte, sobreponoendose a sus intolerables dolores, llamó a su alrededor a los wilkas, a los sacerdotes y pueblo, con su voz entrecortada les dijo:

- muero contenta, muero feliz, segura como estoy , como creyente en jesus¡cristo, de que mi alma inmortal ascendeá a la gloria y llegaré al trono de Dios, junto al cual estara mi amado, con quien estaré toda una eternidad. solo les pido que a mi muerte coloquen una cruz en mi tumba, que estara al lado de la de mi amado...

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